Disregulación emocional y síntomas alimentarios: Análisis de sesiones de terapia grupal en pacientes con trastorno alimentario
Maritza Rodríguez Guarín, Juanita Gempeler Rueda, Natalia Mayor Arias, Camila Patiño Sarmiento, Lyda Lozano Cortés y Verónica Pérez Muñoz - 8 febrero de 2017
El objetivo de este estudio fue explorar y analizar la relación entre emociones, sentimientos y estados de ánimo con el comportamiento, principalmente el alimentario, en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Participaron 43 mujeres, de entre 14 y 45 años de edad (M = 19.8, DE = 6.8), 19 con el diagnóstico de anorexia nerviosa, 22 con bulimia nerviosa, y dos con trastorno por atracón). Todas asistían a un programa ambulatorio intensivo. Con base en una metodología cualitativa, se analizaron los contenidos de una sesión de terapia grupal conductual dialéctica. Frente a emociones negativas, se observó que estas pacientes ----independientemente del tipo de TCA---- usan preferentemente estrategias de supresión más que de reinterpretación. Específicamente, las pacientes con anorexia nerviosa suelen afrontar las emociones negativas con base en la expresión de síntomas restrictivos; mientras que aquellas con síntomas bulímicos, lo realizan a través de atracones y/o purgas. Fue notoria la dificultad de todas las pacientes para nombrar y discriminar sus emociones, o asociarlas con sus comportamientos maladaptativos. El tratamiento de los TCA requiere del uso de técnicas terapéuticas enfocadas a fortalecer en estas pacientes la tolerancia al malestar inducido por emociones negativas, pero que además promuevan la reinterpretación de estas.
Introducción
De acuerdo con Werner y Gross (2010), la regulación de emociones es un conjunto de procesos que utiliza el individuo para decrecer, mantener o incrementar uno o más aspectos de la emoción. Estos procesos pueden ser automáticos o requerir de un esfuerzo del individuo; pueden ser ejercidos
por la misma persona (intrínsecos), o ejercidos por otra persona desde afuera (extrínsecos), como ocurre con la función reguladora que ejerce la madre cuando calma a su hijo. Los procesos regulatorios de las emociones le permiten al individuo ejercer influencia en cuáles emociones tiene, cuándo las tiene, cómo las experimenta, y cómo las expresa (Dan-Glauser y Gross, 2013).
Las estrategias para regular las emociones pueden modificar de manera diferencial los tres componentes básicos de la emoción: la respuesta fisiológica, la experiencia o el comportamiento; de modo que dichas estrategias alterarán la coherencia entre esos tres canales de respuesta. Pueden ser estrategias de supresión (regulación a la baja), si el individuo intenta reducir ----de alguna manera---- uno o varios de los componentes de su respuesta emocional, o si su uso conduce a la evitación, la negación, la disociación, la rumiación o al aislamiento; o bien, estrategias de reinterpretación, a través de las cuales la persona logra identificar y reconocer sus malestares, de modo que los puede interpretar, contextualizar
y manejar de una forma adaptativa. Por el contrario, la persona acepta su emoción cuando la experimenta sin tratar de cambiarla, controlarla o evitarla (Dan-Glauser y Gross, 2011, 2013).
Gratz y Roemer (2004) han se˜nalado que la conciencia que tenga el individuo acerca de sus estados emocionales es clave para su regulación. A algunas personas se les dificulta identificar y rotular sus emociones, y particularmente cuando la valencia de estas es negativa. Pero además de
su reconocimiento, se requiere que el sujeto ejerza algún grado de aceptación y tolerancia ante las emociones negativas, en lugar de ignorarlas, evitarlas o escapar de ellas.
En tanto que una regulación pobre de las emociones puede generar diversas consecuencias, entre ellas, un pobre control de impulsos. De esta forma, las dificultades en el reconocimiento y la expresión de las emociones, mismas que subyacen a la disregulación emocional, son aspectos clave en la psicopatología de los trastornos del afecto, de la ansiedad, del trastorno por déficit de atención, del trastorno límite de la personalidad, del trastorno por estrés postraumático, de la dependencia a sustancias, y también de los trastornos del comportamiento alimentario (TCA). En estas psicopatologías las fallas en la regulación de emociones ocurren principalmente en los procesos de regulación intrínseca y, dada la excesiva emocionalidad negativa, los pacientes suelen apelar a mecanismos de regulación a la baja, es decir, a estrategias de supresión (Campbell-Sills y Barlow, 2007; Iancu, Cohen, Yehuda y Kotler, 2006; Inzlicht, Bartholow y Hirsh, 2015; Medina-Pradas, Navarro, López, Grau y Obiols, 2011)